Pueden ser objeto de mediación familiar, entre otros, los siguientes asuntos y conflictos

  • Divorcios y separaciones
  • La disolución de parejas de hecho
  • Custodia de los hijos
  • El ejercicio de la patria potestad, tutela o curatela
  • Régimen de visitas
  • La comunicación de los nietos con sus abuelos/as
  • Incumplimientos y modificaciones de medidas
  • Alimentos y gastos extraordinarios
  • Herencias y/o disputas económicas familiares.
  • Cuidado de mayores o dependientes.
  • Conflictos padres e hijos, dificultades educativas.

La MEDIACIÓN mejora la comunicación entre las partes, algo esencial en casos de ruptura con hijos, puesto que las partes deberán seguir en contacto durante muchos años para tomar decisiones conjuntas respecto a sus hijos.

En asuntos de familia, en los que la parte emocional y relacional es esencial, la mediación ayuda a tratar gestionar y resolver el conflicto desde la perspectiva emocional y legal, aspectos que difícilmente van a resolverse en un Juzgado.

Además ofrece a las parejas “otra manera de divorciarse”, de forma pacífica, participando y decidiendo como quieren organizar su nueva vida familiar.

Y sobre todo ayuda a las parejas y a los miembros de la familia, en especial a los hijos, a que la ruptura se realice con un menor coste emocional, reduciendo la ansiedad y evitando nuevos conflictos.